Donna Haraway escribió el Manifiesto Ciborg en 1985. Se trata de un texto realmente revelador, pero ojo, difícil y muy densamente poblado de conceptos abstractos. En el Manifiesto, Haraway propone la figura del ciborg como nuevo mito político que podría permitir al feminismo superar los obstáculos impuestos por toda una serie de dualismos heredados de la tradición del patriarcado capitalista occidental, aprovechando las nuevas oportunidades que nos ofrece nuestra sociedad tecnológicamente avanzada, y evitando sus amenazas.
El ciborg es el resultado de enfocar al individuo no como un organismo completo, definido y separado de su entorno, sino como una realidad construida por el propio individuo partiendo de sus interacciones sociales con el resto de individuos y con su entorno material. Al tratarse de una construcción, el individuo se libera de las identidades forzadas de género, raza o clase; además, la indefinición de fronteras externas elimina la añoranza de llegar a ser algún tipo de ser completo. (Sí, a menudo el Manifiesto suena paradójico, pero sólo si se mira desde el marco de los dualismos indicados arriba.)
Todo lo anterior implica que el individuo se hace más importante por él mismo que por lo que algunas etiquetas de conjunto digan que es o puede llegar a ser, etiquetas como las identidades de unidad en el origen o el destino (nacionalismos, pueblos escogidos…), las victimistas o definidas por oposición (movimientos anti-lo-que-sea) y las vanguardias de pretendida superioridad moral. En mi opinión, esto concuerda con la la disyuntiva reacción vs. construcción y la conveniencia de la asociación por afinidad voluntaria reflejadas por Hakim Bey en Zonas Temporalmente Autónomas (ZTA).
Haraway observa amenazas que la ciencia y la tecnología presentan en la actualidad: por un lado posibilitan nuevas formas de dominación, y por otro transforman el mercado laboral aumentando el desempleo estructural (especialmente masculíno), la precariedad, la brecha digital, y el número de hogares donde la mujer se ocupa del cuidado y del sustento económico. Lo que ella llama feminización de la vida social, laboral y familiar: la asunción de roles tradicionalmente femeninos por una parte creciente de la sociedad. En un giro interesante, la feminización representa un aumento de la base feminista potencial no relacionada con la identidad sexual.
Lejos de declarar la guerra a los avances científico-técnicos, el ciborg abraza las oportunidades que le brindan para luchar contra la dominación. Las ciencias de la información y la biología describen la realidad como códigos que ligan una red de infinitas, dispares y maleables relaciones entre componentes donde se desdibuja la frontera entre mente, cuerpo y máquina. El ciborg puede usar estas ciencias para comprender, alterar y mejorar (por partes, descartando el mito del renacimiento) sus relaciones con el mundo, aprovechando la ubicuidad y discreción de la tecnología cuando quiere pasar desapercibido (otro punto en común con ZTA).
Igual que la ciencia codifica el mundo, el lenguaje define nuestras relaciones sociales. Pero éstas son tan diversas y son experimentadas de forma tan diferente por cada uno, que Haraway renuncia a la pretensión de encontrar un único lenguaje totalizador capaz de aprehenderlas. En cambio, propone una conversación entre los diferentes lenguajes que nos permitan la supervivencia (como los que desarrollaron las mujeres de color norteamericanas) y la subversión de los dualismos impuestos (como hace la ciencia ficción).
Ortega y Gasset pronunció ya a principios del siglo XX su conocidísimo yo soy
yo y mi circunstancia
. Tal vez vaya siendo hora de abrazar como parte propia
lo que nos rodea y de probar sobre nosotros mismos los principios que han
hecho que creaciones humanas como la ciencia y la tecnología hayan avanzado
aparentemente mucho más rápido que nuestras sociedades. Vertiginoso, ¿eh?
suena interesante
Lo expuesto suena interesante, pero el termino esta muy mal escogido, porque en el imaginario colectivo ya esta establecido que un cyborg es un humano con pedazos de maquina. Habria sido mas prudente inventar un neologismo.
Seo London
Generalización del concepto
Sí, es posible. Aunque si se entiende «máquina» como «tecnología», el concepto popular y el que tratamos no difieren tanto, lo que facilita asimilar el término. También supongo que el aparente gusto de Haraway por la ciencia ficción tuvo algo que ver con la elección. ;) En cualquier caso lo que importa es que Haraway desdibuja los límites del cuerpo y la mente humanas entre ellos y con el resto del entorno (natural, artificial o social), como generalización del caso más tangible de mezcla entre cuerpo y máquina.
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