En su libro Zonas Temporalmente Autónomas (1990), Hakim Bey parte de la constatación de que toda lucha contra el Estado que actúe de frente contra éste y busque la liberación definitiva de toda la sociedad, es decir, toda revolución libertaria, estará condenada a la traición y el fracaso eventuales, como la Historia ha demostrado en repetidas ocasiones. Bey de llega a preguntar si es posible en absoluto construir una sociedad libre en un mundo donde gran parte de la gente vive bajo la represión y el autoritarismo del Estado y otras formas de control.
La respuesta de Bey es que la revolución no sólo es poco plausible, sino que no es deseable debido al esfuerzo perdido que representa enfrentarse contra la violencia del Estado, que siempre tiene las de ganar. No obstante, en vez de abandonarse al nihilismo, Bey hace una propuesta esperanzadora: creemos pequeños entornos de libertad que podamos experimentar intensamente y que tengan una existencia concreta y limitada en el espacio y el tiempo, de forma que puedan pasar desapercibidos a la maquinaria del Estado.